miércoles, 28 de marzo de 2012

Hoy Leonardo (2ª parte)



Este año en Valencia la Falla de Na Jordana ha rendido homenaje al gran genio e inventor del Renacimiento: Leonardo Da Vinci. El artista de esta obra ha sido Manolo García.
La falla está compuesta por la cabeza de Leonardo (que pesa 10 toneladas) y por algunos inventos que ideó. En total mide unos 23 metros. Manolo García, con esta falla, ha querido romper con la tendencia de utilizar poliestireno expandido usando madera en un 90%.

La falla se basa en el posible autorretrato de Da Vinci (digo posible porque no está del todo verificado), en donde se remarca la faceta de pensador. Pero donde Leonardo enfatiza la sabiduría es en los ojos, que rodeados de arrugas muestran la experiencia del personaje retratado. Junto con la barba poblada hace parezca un filósofo. Y es que se parece mucho a la representación posterior de Platón que pintó Rafael en La escuela de Atenas.

Manolo García  ha incluido en su obra inventos como el tanque, el paracaídas, una máquina voladora o el tornillo aéreo. Además ha representado al Hombre de Vitrubio. Todo ello con ciertas dosis de humor que no pueden faltar en las fallas. Pero uno de los elementos más curiosos de la falla es una abertura por detrás de la cabeza, de la que salen planos, engranajes y formas geométricas. Esto es una clara alusión a la mente inquieta del genio.

 La esencia de las fallas es que se trata de un arte efímero, que sólo vamos a poder ver durante unos pocos días y sólo durante esos días. Esto es lo que nos hace fijarnos en la falla como si fuera la última vez (que lo será, por lo menos hasta el día de San José por la noche)







martes, 27 de marzo de 2012

Hoy Leonardo (1ª parte)


El genio del renacimiento está doblemente de actualidad porque estuvo presente en Valencia en forma de falla, y porque posiblemente se haya descubierto La Batalla de Anghiari.

El investigador Maurizio Seracini (con la colaboración de National Geographic) puede haber encontrado la obra de Leonardo tras un falso muro en el que se encuentra un fresco de Giorgio Vasari. Han realizado seis agujeros en la pared para introducir una sonda endoscópica, con la que han visto un tipo de pintura compatible con la de la Mona Lisa o la del San Juan Bautista. Todo este trabajo trata de obtener el fresco de Da Vinci sin dañar el de Vasari.

Según Seracini, Vasari dejó un indicio en su pintura sobre lo que había detrás, con la inscripción  “Cerca trova” (Busca y encuentra). El investigador afirmó: “Los datos que hemos obtenido son esperanzadores. Aunque todavía estamos en una fase preliminar de la investigación y queda aún mucho trabajo para resolver el misterio, las pruebas muestran que estamos buscando en el sitio justo”.

Bocetos para la Batalla de Anghiari de Leonardo
La Batalla de Anghiari para muchos, según las descripciones y bocetos existentes, es la obra maestra de Leonardo. En este fresco se representa la caída de la bandera de Milán en manos de la caballería florentina. Junto con el de Miguel Ángel (La Batalla de Cascina) debería haber decorado la “Sala de los Quinientos”, pero ninguno de los proyectos se llegó a terminar. Hubiera sido una habitación dedicada al hombre con la obra de Miguel Ángel (¡quién mejor para representarlo!); y al caballo, la especialidad de Leonardo.

Y digo que es de lo mejor que sabe hacer, porque no hay más que ver sus bocetos sobre caballos o la copia del tema central de La Batalla de Anghiari de Rubens. Con esta obra, la Tavola Doria (otra réplica de la parte central) y los bocetos de Da Vinci podemos imaginar cómo puede ser el fresco y cómo podría haber llegado a ser (consta que quedó inacabado).

Con esta pintura (basándome en la copia de Rubens) Leonardo transmite el dramatismo que supone una guerra. Y lo hace por medio de los gestos que mantienen hombres y caballos. En los rostros de los hombres podemos ver ira en los dos jinetes de la izquierda (milaneses, representados casi como bestias) y en los dos de la derecha (florentinos) ferocidad. Pero donde mejor se aprecia esa tensión es en los ojos de los dos caballos del centro. El caballo del jinete milanés muestra pánico (resaltado por la sombra), mientras que el caballo florentino revela piedad y pena por los horrores de la guerra.

Batalla de Anghiari de Rubens

miércoles, 14 de marzo de 2012

Pensamientos


Hoy voy a comparar dos obras de dos grandes genios. Por una parte está la escultura de Miguel Ángel de Lorenzo, duque de Urbino (nieto de Lorenzo el Magnífico); y por otra un cuadro de Velázquez: El Dios Marte. El primero, también llamado “Il penserioso” se esculpió entre 1524 y 1534 aproximadamente. Podemos imaginar cómo Diego Velázquez tomaría notas de esta escultura en su viaje a Italia (1629) para que acabara pintando a Marte (1638).


Ambas obras poseen una expresión pensativa, tanto la cara como la posición que tienen las figuras de reposar la cabeza sobre la mano. El florentino quiso plasmar al Duque de Urbino como alguien dedicado a una “vida contemplativa”, casi filósofo. De hecho el escultor  remarcó esta idea con las alegorías de la aurora y el crepúsculo a sus pies, ya que se dice que son las horas sugerentes para la contemplación. Hay que decir que no tiene la mirada perdida, sino que sus ojos se dirigen a la Virgen, que preside la habitación.


Pero Velázquez no pintó ese tipo de pensamientos. Para saber qué es lo que piensa este dios haré una breve mención al mito de Marte, Venus y Vulcano. Partiendo del cuadro de Velázquez La fragua de Vulcano, podemos ver como Apolo le dice a Vulcano que ha sido engañado por Venus y Marte. Vulcano para vengarse teje una maya con la que atrapar a los dos amantes. Una vez atrapados, el resto de los dioses se burlan de los dioses amantes.

En el lienzo apreciamos como un Marte abstraído y abatido, reflexiona ante el inesperado fin de su aventura amorosa. De hecho se le puede ver todavía en la cama, entre las sábanas. Es una representación del dios de la guerra nada belicosa, porque no tiene la armadura puesta (en el suelo) y por esa mirada tan poco amenazadora.


Los dos pertenecen al mundo clásico. Miguel Ángel trató a Lorenzo de Medici como a un héroe de la Antigüedad, ya que lleva una armadura romana. Por otra parte, qué más clásico hay que un dios romano como lo es Marte (Hefesto en la mitología griega), dios de la guerra.


Tanto Marte como Lorenzo llevan un casco. En el primero es más lógico ya que es el dios de la guerra, pero en el Lorenzo de Miguel Ángel es algo más extraño. El yelmo tiene forma animal un tanto extravagante, lo que ha llevado a algunos críticos a pensar que el escultor pretendía insinuar la falta de equilibrio en la mente del duque.

Se ve como Velázquez tiene un gran dominio de los efectos de luz y de color al contemplar esta obra. Me gustaría resaltar en especial la sombra que envuelve la cara a Marte (producida por el casco) ya que enfatiza ese ensimismamiento. Pero no sólo hay luz en la pintura, el escultor florentino también jugaba con la luz en sus obras, pensando en el lugar en el que colocarlas para darle una mayor profundidad.


Se puede decir que lo que une en esencia a estas dos obras son sus pensamientos.



miércoles, 7 de marzo de 2012

Movimiento estático




Sí, el arte también lo podemos encontrar en los comics. En esta viñeta (de Las aventuras de Tintín: El Cangrejo de las Pinzas de Oro) se ve la gran capacidad de Herge de expresar el movimiento.

Por una parte, vemos una secuencia casi cinematográfica. Se aprecian cinco fases en la huida de los asaltantes: 1º todavía apuntando; 2º tumbado pero advirtiendo el peligro que supone un Capitán Haddock malhumorado; 3º ya de rodillas; 4º levantándose pero mirando hacia atrás; y por último un grupo de asaltantes que corren despavoridos.

La segunda evidencia de movimiento lo compone la línea curva que forma el grupo de personajes del dibujo y los distintos planos (decrecientes) de estos asaltantes.



Reportaje fotográfico de Venecia

sábado, 3 de marzo de 2012

Imperfecta perfección


El David y el Baco ebrio de Miguel Ángel son dos obras opuestas, que no distintas. Por una parte está Baco, dios del vino (temática mitológica), y por otra parte David, el joven pastor bíblico.

En cuanto a la postura podemos ver al dios del vino un tanto inestable (por esas copas de más), incluso podemos imaginar que si diera un paso más, probablemente se tropezaría. Esta inestabilidad y dinamismo se enfatiza con el pequeño sátiro que se encuentra a los pies de Baco, formando la escultura en su totalidad una espiral. Mientras que David está bien sereno en la tierra, sobrio. Pero eso sí, en tensión, analizando a su enemigo y viendo sus posibilidades.

Y eso me lleva a hablar de la mirada de ambas esculturas. David mantiene un gesto sereno, profundo, dudando de si será capaz (él un simple pastor) de vencer a Goliat. En Baco  apreciamos…… una mirada totalmente perdida, por la que podemos ver que está pensando en más vino.

Me refería a que no son distintas porque son dos cuerpos anatómicamente perfectos, pero ahí es donde está otro de los motivos por lo que son opuestas: El Baco ebrio tiene un cuerpo castigado por el alcohol y por las fiestas. Mientras que  El David tiene un cuerpo atlético, de alguien sano y joven, que simboliza las virtudes humanas y a Florencia.  Uno es un signo de fiesta y decadencia, y el otro de libertad; de la victoria del pueblo sobre la tiranía. Pero sobre todo es símbolo del Renacimiento, de la concepción humanista de la época, en donde el hombre es el centro.

Es curioso que de un bloque de mármol imperfecto, ya empezado y que no era del gusto de Miguel Ángel, pueda salir una obra tan perfecta, que a mí cuando la vi en la Galería de la Academia me dejo sin palabras. (Por cierto, el mejor sitio para quedarte un rato embobado y apreciando dicha figura es en una esquinita según miras al David a la derecha). De las cosas que más impresionan son los detalles anatómicos (como las venas) que hacen que parezca tener vida.

Pero no menos importante es el hecho de que de un bloque seguramente elegido por Miguel Ángel, sin fallo alguno, pueda dedicarlo a la imperfección, pero a una imperfección totalmente perfecta